El cofundador de Ethereum, Vitalik Buterin, emitió una severa advertencia sobre los peligros potenciales de las “monedas políticas”, calificándolas de “vehículo de soborno perfecto” que podría socavar la integridad de los sistemas democráticos.
En una serie de publicaciones detalladas en las redes sociales, Buterin describió cómo estos tokens digitales podrían permitir a los políticos obtener ganancias financieras indirectas y al mismo tiempo ofrecer una negación plausible.
Según Buterin:
“El riesgo de las monedas políticas proviene del hecho de que son un vehículo de soborno perfecto”.
Explicó que las personas no necesitan transferir monedas directamente a un político para que las apoye. En cambio, simplemente comprar y mantener la moneda podría aumentar pasivamente su valor, enriqueciendo al emisor sin transacciones explícitas.
Buterin enfatizó que este mecanismo crea un sistema opaco de influencia que elude las regulaciones tradicionales sobre donaciones. Sumándose a sus preocupaciones, destacó cómo la propiedad privada de estos tokens podría reducir aún más la transparencia.
Él dijo:
“Incluso puedes guardar la moneda en privado y demostrar que la tienes a quien necesites mostrársela; no necesita ninguna prueba de conocimiento cero, simplemente envíe una transacción de prueba”.
Implicaciones más amplias para la democracia
Buterin enfatizó los riesgos más amplios que estos mecanismos plantean para la gobernabilidad democrática, argumentando que los mercados, si bien son eficientes para bienes y servicios, fallan cuando se aplican a la influencia política.
“Los argumentos económicos que explican por qué los mercados son tan buenos para bienes y servicios ‘regulares’ no se extienden a los ‘mercados de influencia política’”.
Además, pidió a los políticos que eviten experimentar con dichos activos digitales. Los comentarios de Buterin llegan en un momento en que la fusión de las criptomonedas y la política se ha convertido en un tema polémico.
El auge de la tecnología blockchain y los sistemas descentralizados ha despertado el interés de varios sectores, incluidos gobiernos y figuras políticas, que exploran nuevas formas de involucrar a sus seguidores o recaudar fondos. Sin embargo, la crítica de Buterin destaca la necesidad de actuar con cautela al aplicar innovaciones basadas en blockchain a la gobernanza sin salvaguardias.
La discusión se extendió a posibles soluciones para mitigar estos riesgos. Emad Mostaque, fundador de Stability AI, respondió a la advertencia de Buterin, señalando que los políticos están incentivados a adoptar tales esquemas, especialmente si sus pares lo hacen.
Mostaque argumentó:
“El problema es que la recomendación no es seguir el camino de la salud general del sistema, pero se les incentiva a hacerlo por motivos de competencia”.
Reforma política sistémica
En respuesta, Buterin propuso dos posibles marcos para crear sistemas políticos que sean más resistentes a estas vulnerabilidades.
Según Buterin:
“Un atractivo es que los líderes políticos vivan en palacios imperiales, aislados de la vida externa, sin dejar ningún beneficio por recibir sobornos. El otro es distribuir el poder de manera más amplia, reduciendo el incentivo para corromper a cualquier individuo específico”.
Buterin destacó su preferencia por lo último, favoreciendo estructuras descentralizadas que diluyen la influencia individual y reducen las oportunidades de corrupción.
Los comentarios de Buterin se producen mientras las criptomonedas y los activos basados en blockchain continúan ganando prominencia en el discurso político y económico global. El uso potencial de activos digitales para la recaudación de fondos y la participación ha intrigado a algunos políticos, pero los críticos advierten sobre consecuencias no deseadas, incluida una menor transparencia y una mayor corrupción.
Esta no es la primera vez que Buterin aborda las implicaciones éticas y sociales de las aplicaciones blockchain. Anteriormente ha pedido una innovación reflexiva, abogando por soluciones que prioricen el beneficio social sobre las ganancias a corto plazo.
Los recientes comentarios de Buterin refuerzan la necesidad tanto de supervisión regulatoria como de reformas estructurales para garantizar que los avances tecnológicos no socaven las instituciones democráticas.