El Banco de Pagos Internacionales (BPI) anunció su salida del Proyecto mBridge, una iniciativa de moneda digital del banco central (CBDC) desarrollada en asociación con el Banco Popular de China y los bancos centrales de Hong Kong, Tailandia, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
El proyecto, diseñado para simplificar los pagos transfronterizos a través de CBDC, ha generado preocupación sobre el posible uso indebido por parte de ciertas naciones para evadir sanciones internacionales, según un reciente informe de Bloomberg News. informe.
El gerente general del BIS, Agustín Carstens, confirmó la retirada de la organización en un discurso el 31 de octubre, enfatizando que la decisión de irse no fue motivada políticamente.
Carstens caracterizó la salida como una “graduación” del proyecto, indicando que el Proyecto mBridge había alcanzado un nivel de madurez en el que la participación del BIS ya no era esencial.
Él dijo:
“Hemos contribuido durante cuatro años a este esfuerzo y ha madurado hasta el punto en que nuestros socios pueden sostenerlo de forma independiente”.
Carstens añadió que el BPI a menudo da marcha atrás en las iniciativas una vez que alcanzan la estabilidad operativa. Sin embargo, los recientes acontecimientos políticos han añadido capas de complejidad a la salida del BIS.
Preocupaciones por las sanciones
En un discurso el mes pasado, el presidente ruso Vladimir Putin mencionó la tecnología subyacente del Proyecto mBridge como una herramienta potencial para eludir las sanciones financieras occidentales, lo que generó preocupaciones globales sobre el uso de la plataforma.
Si bien los comentarios de Putin no especificaron intenciones, alimentaron la especulación de que mBridge podría servir como una vía para que los países BRICS eludan las restricciones basadas en dólares en el comercio internacional.
El BPI, una organización global que fomenta la cooperación monetaria y financiera internacional, sigue dedicado al cumplimiento de las normas internacionales y ha tratado de distanciarse de cualquier asociación con violaciones de sanciones.
Al abordar la especulación, Carstens aclaró que el Proyecto mBridge no pretendía ser un “puente BRICS” o una herramienta para socavar las sanciones globales. Explicó que la plataforma aún se encuentra en sus etapas de desarrollo y fue construida para agilizar los procesos de pago en lugar de desafiar las estructuras financieras existentes.
Afirmó además que, aunque mBridge se ha desarrollado hasta un punto en el que el BIS puede dar un paso atrás, aún faltan “muchos años” para estar listo para funcionar.
‘Internet’
A pesar de concluir su participación en mBridge, el BIS continúa implementando iniciativas financieras digitales más amplias, incluida su visión de una “Finternet”. Este marco conceptual busca crear un sistema financiero global interconectado con mejor accesibilidad, menores costos de transacción y mayor alineación regulatoria.
Carstens describió que Internet Internet se basa en tres pilares principales: una arquitectura financiera sólida, tecnología avanzada y bases regulatorias sólidas. El objetivo es utilizar activos tokenizados y dinero programable para automatizar y agilizar las transacciones, proporcionando una infraestructura resistente en un mundo financiero cada vez más digital.
El BIS también está impulsando el Proyecto Agorá a través de su Innovation Hub. Esta iniciativa tiene como objetivo integrar el dinero tokenizado de los bancos centrales y los bancos comerciales en libros de contabilidad unificados, lo que podría abordar las ineficiencias en los pagos transfronterizos.
Al centrarse en la interoperabilidad y la cohesión regulatoria, el Proyecto Agorá destaca la creencia del BIS de que, si bien la tecnología es fundamental, una reforma sostenible en las finanzas globales requiere una estructura fundamental que alinee los objetivos de los sectores público y privado.
Carstens reiteró el compromiso del BIS de fomentar el cumplimiento y la seguridad en sus proyectos. Si bien el BPI continúa apoyando herramientas financieras innovadoras, Carstens señaló que el verdadero futuro de las finanzas pasa por remodelar los sistemas para satisfacer las necesidades de un mundo digital donde los bancos centrales y comerciales colaboran para brindar soluciones financieras accesibles y seguras.